Salud en familia
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Promoción de la salud
Tiempo en Familia y comunidad

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La comunidad
El ser humano es un ser social. Aristóteles ya señaló esta necesidad inherente a la naturaleza de nuestra especie. Con un rango de variabilidad individual, el desarrollo vital completo de las personas va unido a la capacidad y posibilidad de vivir en comunidad, pues de ello dependen tanto la supervivencia como la plena realización personal.
Pertenecer y contribuir
La infancia, desde el nacimiento, necesita referentes que les muestren afecto y atención. Es lo que posibilita el establecimiento de un apego seguro, vínculo saludable que permite el desarrollo de una adecuada autoestima y seguridad.
En todas las etapas de la infancia, la necesidad de pertenencia y el deseo de contribuir al grupo, van marcando la forma de comportarse y las dinámicas familiares. A modo de ejemplo, un niño de 2 o 3 años va a desear cocinar con sus padres, queriendo batir los huevos o partir la fruta. Esto no siempre coincide con el ritmo de vida actual, lo que en ocasiones conduce a malentendidos y disputas.
A medida que van creciendo, la forma de expresar esa necesidad va cambiando, siendo en ocasiones desadaptativa al no tener las herramientas necesarias para expresar lo que sienten, En la adolescencia, el grupo de amistades empieza a prevalecer frente a la familia, algo que es natural e incluso deseable para la búsqueda de la propia identidad, aunque las figuras de referencia siguen teniendo un papel fundamental.
Tiempo de calidad
Para poder sentirse vistos, notar que la familia les tiene en cuenta y les quiere, los niños necesitan compartir momentos de ocio y disfrute con sus padres, cuidadores y familiares más cercanos. Es buscar oportunidades para ponerse a su altura, dedicar toda la atención a sus preocupaciones e intereses y dejar que surjan juegos, conversaciones y aventuras. No se trata únicamente de cumplir con las obligaciones, aunque también pueden ser ocasiones de diversión en lugar de luchas y peleas. Si tenéis que hacer alguna tarea doméstica, hay veces que implicar en ellas a vuestros hijos puede convertirlas en buenas dosis de risas y complicidad.
¿Y si no tengo tiempo?
Vivimos en una época de prisas, de multitarea e inmediatez. Los horarios laborales y la realidad social no siempre permiten una conciliación familiar verdadera. Muchos días van pasando con la sensación de no llegar a todo, en una especie de rueda infinita. Un bucle en el que perdemos minutos y paciencia, donde las obligaciones aplastan a las expectativas de una crianza tranquila y feliz. Darse cuenta de ello es ya un paso valiente y honesto. Sin culpas, pero tampoco metas inalcanzables, podemos establecer objetivos realistas y cambiar lo que esté dentro de nuestras posibilidades.
No hay recetas mágicas, se trata de buscar un equilibrio entre las necesidades infantiles y la vida adulta.
Os invitamos a reflexionar sobre vuestras dinámicas familiares, teniendo en cuenta a todos los miembros de la familia y del entorno comunitario, con el fin de disfrutar al máximo de vuestra vida en común.
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.
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