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Efectos del alcohol en el desarrollo

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¿Nos debe preocupar el alcohol?
El alcohol es un tóxico cuyo consumo está normalizado e incluso incentivado en nuestra sociedad. Desde edades tempranas, los niños conviven con estas bebidas de forma cotidiana. En la mayoría de los hogares existen diferentes tipos de alcohol, ya sea para consumo diario u ocasional, y su presencia es constante en series, películas, canciones y otros medios de comunicación.
Según encuestas recientes, 3 de cada 4 adolescentes de 13-14 años han probado alcohol alguna vez. Es frecuente que lo consuman en grandes cantidades durante los fines de semana. Y, lo que es aún más preocupante, cuando una persona decide no beber, a menudo se la excluye, se la etiqueta o incluso se la presiona para que consuma alcohol.
La realidad
El consumo de alcohol aumenta el riesgo de padecer múltiples enfermedades, especialmente en un organismo en crecimiento como el infantil y adolescente. A corto plazo, reduce la capacidad de tomar decisiones y el control físico, y puede provocar vómitos, convulsiones, coma e incluso la muerte.
A medio y largo plazo, afecta al desarrollo cerebral, la capacidad de aprendizaje, el rendimiento escolar y la salud mental. En la edad adulta, su consumo se asocia a varios tipos de cáncer, como el hepático, de mama, de boca y del tubo digestivo, entre otros.
Además de su toxicidad directa, el alcohol incrementa el riesgo de accidentes y conductas peligrosas.
Alcohol y embarazo
El consumo seguro de alcohol durante el embarazo es cero. Cualquier cantidad, en un momento crítico del desarrollo fetal, puede provocar malformaciones graves y problemas permanentes en el futuro bebé. En los países occidentales, el consumo de alcohol durante el embarazo es la principal causa de discapacidad intelectual evitable.
Por este motivo, se recomienda que toda mujer en edad fértil que mantenga relaciones sexuales sin protección evite el consumo de bebidas alcohólicas, ya que podría estar embarazada sin saberlo.
Alcohol y lactancia
Al igual que durante el embarazo, la cantidad segura de alcohol durante la lactancia es cero, ya que el alcohol pasa a la leche materna. Si una madre lactante decide consumir alcohol, debe extraer y desechar la leche producida en las horas posteriores, en función de la cantidad ingerida.
Para más información actualizada, se recomienda consultar la web: www.e-lactancia.org.
Cocinar con alcohol
La creencia de que el alcohol se evapora completamente al cocinar sigue vigente, a pesar de la evidencia científica. Es importante saber, y explicar a todo el entorno familiar, que ningún tipo de cocinado elimina el 100 % del alcohol de una preparación.
Por ello, nunca debe añadirse alcohol a la comida que vaya a ser consumida por niños o adolescentes.
Además, bebidas como la kombucha pueden contener cantidades variables de alcohol derivadas de la fermentación, por lo que deben evitarse durante el embarazo, la lactancia, la infancia y la adolescencia.
Bebidas que imitan a las alcohólicas
Las bebidas tipo cava “sin alcohol” no son recomendables para niños ni adolescentes. Se comercializan con la idea de que los menores “participen” en los brindis familiares, pero además de contener un exceso de azúcares libres, introducen y normalizan el hábito de beber como forma de celebración, favoreciendo el consumo posterior de bebidas alcohólicas cuando, por edad, “ya pueden”.
Por todo ello, se recomienda evitar el alcohol en el entorno en el que crecen niños y adolescentes. Conviene recordar que la bebida principal de cualquier ser humano, y especialmente durante la infancia, es y debe ser el agua.
La información ofrecida en En Familia no debe usarse como sustituta de la relación con su pediatra, quien, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, puede indicar recomendaciones diferentes a las generales aquí señaladas.
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