Viajar en sentido contrario a la marcha
El niño tiene la cabeza más grande y el cuello más débil que un adulto. En un choque en el sentido de la marcha o fronto-lateral el cuerpo es sujetado por el arnés y la cabeza es proyectada hacia delante con fuerza, generando mucha tensión en cuello, columna vertebral y órganos internos. En cambio si el niño va en el sentido contrario a la marcha estas fuerzas le “pegan” al respaldo del asiento, de forma que todo su cuerpo queda protegido.
En estudios realizados, principalmente en Estados Unidos y en Suecia, se ha demostrado que llevar al niño en sentido contrario a la marcha es más seguro. En Estados Unidos, la Academia Americana de Pediatría recomienda desde 2011 que los niños viajen a contramarcha hasta los 2 años de edad.
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