El propofol es un agente anestésico de acción corta con un comienzo de acción rápido de aproximadamente 30 segundos y una recuperación de la anestesia normalmente también rápida. En general, cuando se administra propofol para la inducción y mantenimiento de la anestesia, se observan ligeros cambios en la frecuencia cardiaca y disminución en la presión arterial media. Sin embargo, los parámetros hemodinámicos normalmente permanecen relativamente estables durante el mantenimiento y la incidencia de cambios hemodinámicos inesperados es baja. Aunque se puede producir depresión ventilatoria tras la administración de propofol, los efectos son cualitativamente similares a los de otros agentes anestésicos intravenosos y fácilmente tratables en la práctica clínica. El propofol reduce el flujo sanguíneo cerebral, la presión intracraneal y el metabolismo cerebral. La reducción de dicha presión es mayor en pacientes con un valor basal elevado de esta. Existen numerosos estudios en marcha para tratar de aclarar los posibles efectos analgésicos. Produce una amnesia marcada, pero menor que las benzodiazepinas para la misma sedación. Existe riesgo de memorización durante la sedación.
Agente anestésico intravenoso de corta duración, indicado para:
Inducción de la anestesia general: para la inducción de la anestesia, debe administrarse lentamente hasta que aparezcan signos clínicos que muestren la aparición de la anestesia. La dosis debe ajustarse según la edad o el peso corporal. La mayoría de los pacientes mayores de 8 años de edad necesitan aproximadamente 2,5 mg/kg de peso corporal de propofol 10 mg/ml para la inducción de la anestesia. Niños de edades inferiores, especialmente entre 1 mes y 3 años de edad, pueden requerir dosis mayores (2,5-4 mg/kg de peso corporal). Se recomiendan dosis más bajas para pacientes grado ASA III Y IV.
Mantenimiento de la anestesia: se puede mantener la anestesia administrando el propofol mediante perfusión o por inyección en bolos repetidos (concentración recomendada 1%) para mantener la profundidad requerida de la anestesia. La tasa de administración requerida varía considerablemente entre pacientes, pero habitualmente tasas de 9 a 15 mg/kg/h obtienen una anestesia satisfactoria. Generalmente durante la primera media hora tras la inducción los requerimientos son más altos en las horas posteriores.
Sedación en cuidados intensivos: pese a su contraindicación en pacientes menores de 16 años, se ha empleado a dosis de 1-4 mg/kg/h, con una duración recomendada que no debe superar las 24 h, aunque hay experiencia de infusiones de varios días de duración, que no han reflejado la aparición de efectos adversos graves (consultar para más información el apartado de efectos secundarios, así como la bibliografía). Se han llegado a utilizar dosis de hasta 6 mg/kg/h, pero dosis por encima de 4 están asociadas a la aparición de síndromes infusionales. También se han empleado bolos repetidos de 0,5 mg/kg cada 3-5 minutos.
Sedación superficial para intervenciones quirúrgicas y técnicas diagnósticas: la dosis y velocidad de administración deben ajustarse de acuerdo con la profundidad requerida de la sedación y la respuesta clínica. La mayoría de los pacientes pediátricos requieren de 1-2 mg/kg de peso corporal de propofol (10 mg/ml) para el inicio de la sedación. El mantenimiento de la sedación se consigue ajustando la perfusión de propofol hasta alcanzar la profundidad de sedación requerida. La mayoría de los pacientes requieren de 1.5-9 mg/kg/h de propofol (10 mg/ml). Si fuera necesario un aumento rápido de la profundidad de la sedación, la perfusión puede ser complementada mediante la administración en bolos de hasta 1 mg/kg de peso corporal. Pacientes grado ASA III y IV pueden requerir dosis menores.
De igual forma que en la administración de otras emulsiones lipídicas, una perfusión única de propofol no debe exceder las 12 horas. Al final de ese tiempo, la emulsión sobrante, así como la línea, deben ser desechadas.
Aunque no se ha establecido relación causal, durante el empleo no autorizado se han comunicado efectos adversos graves con la sedación en dicho grupo de pacientes (incluyendo casos con desenlace fatal). No se ha demostrado la seguridad y eficacia del propofol para la sedación en niños menores de 16 años de edad en estudios aleatorizados, aunque hay publicados trabajos donde se ha empleado, como ya se ha comentado, con duraciones prolongadas, sin efectos adversos.
No se ha observado incompatibilidad farmacológica con otros anestésicos y medicamentos empleados en la premedicación (bloqueantes neuromusculares, analgésicos…). No obstante, algunos de estos medicamentos actúan a nivel central y pueden desarrollar efectos depresivos respiratorios y circulatorios. Administrar con precaución.
Excipientes (evitar en caso de anafilaxia a dichos componentes): aceite de soja, fosfolípido de huevo, glicerol, hidróxido de sodio, nitrógeno, agua para inyección y EDTA.
Desde su descubrimiento en 1977 se han desarrollado varias fórmulas para conseguir diluirlo en agua, ya que es un compuesto poco hidrofílico. Nuevas formulaciones se están desarrollando para mejorar su tolerancia. La apariencia tradicional es blanca lechosa y las modernas formulaciones son transparentes otorgándole ventajas significativas sobre su predecesor.
Isotónico, con un pH neutro. No contiene antimicrobianos.
Conservación:
Debe conservarse entre 2 y 25 °C. Una vez preparada, la perfusión debe utilizarse antes de transcurridas 6 horas. Agítese cada vez antes de su uso. Solamente se puede mezclar propofol 1% con dextrosa al 5% para perfusión intravenosa, alcanzando concentraciones de 10 mg/ml, y en pacientes con restricción hídrica, de hasta 20 mg/ml.
Presentaciones comerciales: las presentaciones disponibles en España pueden consultarse en línea en el Centro de Información de Medicamentos de la AEMPS (CIMA), http://www.aemps.gob.es/cima.
Fecha de actualización: abril de 2021.
La información disponible en cada una de las fichas del Pediamécum ha sido revisada por el Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría y se sustenta en la bibliografía citada. Estas fichas no deben sustituir en ningún caso a las aprobadas para cada medicamento por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) o la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
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