In memoriam: Dr. Juan Antonio Molina Font

Profesor Emérito de la Universidad de Granada, donde dirigió el Departamento de Pediatría desde su llegada a la ciudad y hasta su jubilación, y catedrático de Pediatría (1976) del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario San Cecilio de Granada, el profesor Juan Antonio Molina Font ha sido una figura destacada de la Pediatría andaluza y española. Entre los numerosos cargos que ocupó, fue Académico de la Real Academia de Medicina y Cirugía del Distrito de Granada (1998) y vicedecano en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada (1974). 

Gaditano de nacimiento, padre de familia numerosa, este discípulo del profesor Manuel Cruz realizó una destacada actividad clínica, docente e investigadora en el campo de la Pediatría y, concretamente, en el área de Endocrinología, Nutrición y Metabolismo en el niño y adolescente. 

Así, fue responsable del del Grupo de Investigación PAI CTS187 "Nutrición y Metabolismo Infantil” de la Junta de Andalucía, colaborador del Centro de Excelencia de Investigación Pediátrica EURÍSTIKOS, participó en el Centro de Investigación Biomédica en Red en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y en Proyectos Europeos como el Proyecto NUHEAL, EARNEST y CONSOLIDER-INGENIO, entre otros. También colaboró con empresas de la alimentación infantil en el desarrollo de proyectos de carácter traslacional con gran impacto en el sector. 

Director del Programa de Doctorado de Pediatría de la Universidad de Granada durante más de 20 años, también ha sido responsable de varias asignaturas del Máster Interuniversitario en “Condicionantes Genéticos, Nutricionales y Ambientales del Crecimiento y Desarrollo”, coordinado por la Universidad de Granada. Coordinador de la Asignatura de Pediatría para alumnos de 5º de Medicina durante más de 35 años y profesor en asignaturas de Pediatría en otras especialidades. Su legado también recoge numerosas publicaciones, más de 400 artículos y numerosas conferencias nacionales e internacionales. Destaca también su papel como autor y editor, junto a su maestro el Prof. Cruz Hernández, del tratado de Pediatría más usado en España e Iberoamérica para la formación médica. Director de numerosas Tesis Doctorales, ha dejado en todos sus alumnos de posgrado una sensación de entrañable recuerdo.

Hombre muy inteligente, de gran corazón, discreto, cordial, educado sin límite, con humor gaditano debajo de su eterna compostura y con una cultura pediátrica y general muy sólida, quienes han tenido oportunidad de compartir espacio con él le han admirado como persona, como profesor y como pediatra. “Don Juan Antonio era un pediatra sabio”, destacan.

Su interés por todo lo que afectara a la Pediatría y a los pediatras le llevó a participar muy activamente en sociedades científicas de la especialidad a nivel regional, nacional e internacional. Así, estuvo muy vinculado durante toda su trayectoria tanto a la Sociedad de Pediatría de Andalucía Oriental, Ceuta y Melilla (SPAO), que presidió durante seis años, como a la Asociación Española de Pediatría (AEP), de la que formó parte de su Comité Científico de Congresos de la AEP entre los años 2010 y 2017 y donde realizó importantes aportaciones dirigidas a la formación de los profesionales. “Aportaciones excelentes, entusiastas y de contenido científico inmejorable”, recuerdan los miembros de este Comité.

También fue muy reconocido y valorado a nivel Internacional en el seno del Grupo Latino de Pediatría, que estuvo formado por los jefes de Servicio y directores de los más relevantes Departamentos de Pediatría de los llamados países latinos, que incluían Italia y España en Europa, además de numerosos países iberoamericanos. Su influencia favoreció que numerosos alumnos se formaran y sub-especializaran en prestigiosos departamentos de Pediatría europeos y nacionales. Su huella ha quedado marcada en una escuela que transmite la forma de entender y ejercer la Pediatría, y una docencia e investigación pediátricas de alto nivel que ha trascendido durante generaciones de pediatras y profesionales de la salud.

Orador magistral con huella siempre imborrable en el oyente, muchos de sus alumnos le “responsabilizan” de su opción por especializarse en Pediatría. Y es que, como señalan, una clase de D. Juan Antonio, hacía que “tuvieras necesidad de no tomar apuntes, de dedicar todo el tiempo a escucharlo”. Sus discípulos subrayan su accesibilidad: “Siempre humilde en su inmenso saber sabía acompañarte por el conocimiento pediátrico con sensación de que la fisiopatología de la enfermedad en el niño era fácil de manejar. La puerta de su despacho siempre estaba abierta a quien le demandaba información sobre el niño, sobre la pediatría, sobre la forma de enfermar en la infancia”. Fue una persona que transmitió una gran atracción, por su cercanía, pero también por su impecable formación y capacidad, estimulando a los jóvenes a estudiar mucho y trabajar duro para alcanzar los sueños. 

Quienes bien le han conocido por compartir conferencias, viajes, reuniones o encuentros destacan su amor a la Pediatría, como especialidad, “que entendía como un todo que se enriquecía con las aportaciones de las `superespecialidades´ pediátricas”; su lealtad a las instituciones de las que formó parte, tales como la Universidad, el Sistema Público Sanitario, o las Sociedades Científicas; su preocupación por todo lo que afectara a la infancia, singularmente a los más desfavorecidos, y el afecto con el que siempre trataba a sus alumnos, a sus discípulos, a sus compañeros y a sus maestros.  

Su conocimiento y sabiduría perduran hoy en todo aquellos médicos, pediatras, profesores e investigadores a los que supo trasmitir su amor y pasión por los niños y su ciencia médica, la Pediatría.

D.E.P.